CONFESIÓN La intérprete lleva años en tratamiento
La cantante colombiana revela que su falta de autoestima la atormentó hasta el punto de que necesitó ayuda profesional
Nadie puede negar que Shakira ha cambiado. Desde la época en que se asomaba al mundo de la música, apenas rebasada la mayoría de edad, morena, bajita y de curvas rellenas, han pasado casi 15 años, varias sesiones de gimnasio, peluquería y estrictas dietas que la han convertido en la rubia sexy y movediza de hoy. Sin embargo, reconoce la cantante, la transición no ha sido fácil y, más allá de su aspecto físico, ha debido lidiar con un problema de baja autoestima difícil de adivinar tras esos particulares movimientos de caderas que la caracterizan.
"Empecé a ir a terapia en 2001", revela Shakira, de 33 años de edad, en una entrevista concedida al suplemento semanal del periódico News of the World. "Me ayudó mucho en todos los aspectos de mi vida: desde mi imagen hasta las relaciones. Es increíblemente liberador el pasarte una hora hablando con alguien sin preocuparte de cómo suenas. Se trata de entenderte a ti misma. Hablar con mi terapeuta se ha convertido en parte de mi rutina".
Y es que, admite la colombiana, sus problemas de autoestima no la abandonaron hasta que dejó atrás los 20 años de edad. "En toda esa década me pasé más tiempo preocupándome de lo que carecía que pensando en lo que tenía. Siempre deseaba ser más alta, tener piernas más largas, las caderas más delgadas, un trasero más pequeño e incluso el pelo más liso. Soy como todas las mujeres... nacidas para criticarnos a nosotras mismas", confiesa.
"He trabajado muy duro para verme así. He llegado a tener el cuerpo que tengo ahora a fuerza de mucho trabajo y comidas muy cuidadosas. He entrenado todos los días, ya sea corriendo, haciendo gimnasia, trabajando o bailando", dice Shakira. No obstante haberse ejercitado tanto para alcanzar el cuerpo que siempre soñó, asegura que no se fija en la balanza del baño. "No me he subido a una de esas en más de un año, pero sé que mi cuerpo está más ligero porque he esculpido mi trasero y mis caderas".
A pesar de todo ese trabajo por mantener la línea, la intérprete no le teme a los kilos que provengan del embarazo. Tras 10 años de relación con Antonio de la Rúa, la pareja por fin ha comenzado a plantearse la formación de una familia. "Mi plan es hacer una gira mundial y ponerme a pensar en tener un bebé", señala. "No es que mi reloj biológico se haya vuelto loco, pero me siento preparada. Mi cuerpo se siente preparado. Antonio y yo lo hemos hablado y ese es nuestro próximo paso".
Saltándose, y a propósito, el paso del matrimonio. "Quiero ser su novia eterna", admite la cantante. "Soy muy romántica y el matrimonio es sólo un contrato, sin romanticismo alguno. Así que le propuse que no nos casáramos y él me entendió. Ahora nos sentimos muy libres y felices".
Fuente: El Nacional
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