Más famosa que García Márquez, el presidente Uribe o Ingrid Betancourt, esta colombiana de 32 años es un verdadero fenómeno mundial; tanto que se codea con el mismísimo Barack Obama.
Convertida en ‘loba’ para su nuevo disco, antes de lanzarlo, Shakira aúlla en exclusiva para XLSemanal. A Shakira le va la marcha. Lleva sobre los escenarios desde los cuatro años, cuando se marcó en el colegio de monjas una danza del vientre. Entre aquella actuación y la aparición de She wolf, su octavo disco, han pasado 28 años. En este tiempo, esta colombiana de Barranquilla ha vendido más de 50 millones de discos en todo el mundo. Cifra que aumentará con creces a partir del 13 de octubre, fecha de lanzamiento del nuevo álbum, su tercer trabajo en inglés.
De momento, el videoclip de adelanto, en el cual la cantante exhibe, entre otras cosas, su flexibilidad, ha superado, en apenas mes y medio, los seis millones de visitas en YouTube. Con ocho años, Shakira soñaba con triunfar para comprarle un coche a sus padres, lo consiguió a los 15. Ahora, con 32, es multimillonaria.
Convertida en ‘loba’ para su nuevo disco, antes de lanzarlo, Shakira aúlla en exclusiva para XLSemanal. A Shakira le va la marcha. Lleva sobre los escenarios desde los cuatro años, cuando se marcó en el colegio de monjas una danza del vientre. Entre aquella actuación y la aparición de She wolf, su octavo disco, han pasado 28 años. En este tiempo, esta colombiana de Barranquilla ha vendido más de 50 millones de discos en todo el mundo. Cifra que aumentará con creces a partir del 13 de octubre, fecha de lanzamiento del nuevo álbum, su tercer trabajo en inglés.
De momento, el videoclip de adelanto, en el cual la cantante exhibe, entre otras cosas, su flexibilidad, ha superado, en apenas mes y medio, los seis millones de visitas en YouTube. Con ocho años, Shakira soñaba con triunfar para comprarle un coche a sus padres, lo consiguió a los 15. Ahora, con 32, es multimillonaria.
En 2007, de hecho, el año de su última gira, recaudó 38 millones de dólares, más dinero que Britney Spears y Jennifer López juntas, y sólo por detrás de Madonna, Barbra Streisand y Celine Dion. Es el fruto de su obsesión por el éxito.
Hija de un joyero de origen libanés y su esposa, de antepasados catalanes e italianos, Shakira Isabel Mebarak Ripoll tenía diez años cuando le dijo a su padre que estaba decidida a vivir de la música; a los 11 ya actuaba en todo tipo de eventos, festivales y concursos televisivos; con 13 grabó su primer disco; a los 16, el segundo; y pese a cosechar sendos fracasos comerciales, a los 18 grabó un tercero, Pies descalzos, que la convirtió en el fenómeno del año en toda América Látina.
Dos años después, el cuarto, ¿Dónde están los ladrones?, consolidó su posición con más de siete millones de copias vendidas, preparando el terreno para su paso más ambicioso. En 2001, Servicio de lavandería/Laundry service desató el huracán; su primer álbum en inglés superó los 20 millones de discos y la convirtió en una de las reinas mundiales del pop.
En 2005, Fijación oral reforzó su poder y ahora, tras un largo periodo de descanso en su refugio de Bahamas y de actividades filantrópicas, la colombiana de oro lanza un nuevo zarpazo.
En esta nueva fase de su vida, de su carrera, Shakira, asegura, se siente «más mujer que nunca». No es su única confesión en esta charla en el estudio parisiense donde ultima las mezclas definitivas de She wolf. Con cada disco siempre da un paso adelante en su imagen sexual. Ahora, en su nuevo vídeo tiene un aire a bailarina de striptease... ¿Y en el próximo...?
Shakira. [Risa tímida] Sólo intento ser lo más coherente posible con el momento anímico e ideológico por el que atravieso. Cada disco representa el lugar en el que me encuentro. Hoy, me siento mucho más mujer y en contacto con mi femeneidad que al grabar Pies descalzos, cuando era una niña de 18 años jugando a ser mujer. Ahora soy una mujer jugando a ser mujer [se ríe]. Yo sigo jugando.
XL. Se lo pasa usted muy bien con lo que hace, ¿no?
S. Hombre, para qué le voy a decir que no si es cierto.
XL. Dice que se siente más mujer. ¿Qué elementos nuevos reconoce en su vida como para afirmar algo así?
S. La mujer, como decía el gran poeta Ovidio, florece al llegar a los siete lustros, que yo ando ya cerca. Él se refería al aspecto romántico, sexual y amoroso, le parecía que antes de esa edad no teníamos valor... Bueno, igual terminó exiliado por hacer este tipo de comentarios [se ríe]. Pero me gusta esa visión, pensar que estoy cerca del pleno florecimiento. Siento que los pétalos empezaron a abrirse un par de años atrás. Con la experiencia, los viajes, la gente que llega a tu vida, te vas forjando, esculpiendo. Creo que la vida tiene mano de escultor y apenas empiezo a entender mi forma.
XL. ¡Vaya! ¿Esa frase es de alguna de sus nuevas canciones?
S. [Se ríe] No, no... Es que cada vez me conozco y me entiendo mejor, me perdono más a mí y a los demás. Supongo que es algo que se proyecta en mi música y mis vídeos.
XL. ¿Sentirse más mujer le hace sentirse también más cerca de la maternidad?
S. La verdad es que me muero por tener ya un hijo; Antonio [de la Rúa, su pareja desde hace nueve años], también. Yo quiero dos; él, tres. Te confieso que, haciendo este disco, estuve a punto de pararlo todo. Me gustaría dedicarles atención, que vinieran en un momento de paz, por eso no podemos ahora, en pleno lanzamiento, además preparo un disco en español para 2010, la nueva gira... Ojalá que después podamos dedicarnos a la reproducción, porque cuando se llega a los 30 es algo rarísimo, como que te lo pide el cuerpo. Es una necesidad física que siempre está latente.
XL. Para usted, ¿conocerse mejor implica también mejorar su relación con los demás?
S. ¡Total, total! Cuanto más honesta eres contigo, mejor entiendes a los demás. Sé que no soy perfecta y que gran parte de mis errores –y de mis aciertos, ¡claro!– tienen que ver con una parte de mí que no es del todo humana o racional. Esa parte animal que existe en todos nosotros.
XL. ¿En su caso, ese animal es la ‘loba’ de su nuevo disco?
S. Ésa es. Es mujer de día y animal de noche, más carnal, más libre y más feliz. En la canción hablo de esos deseos subconscientes que escondemos, pero que ahí están. Es la mujer impulsiva, la que es libre para explorar. No me siento una mujer completamente libre, pero sí más que cinco o diez años atrás.
XL. ¿Por qué no se siente libre? ¿Hay algo que le ata?
S. No es libertad en oposición a cautiverio. Me refiero a que cada vez me conozco mejor, por eso soy más libre.
XL. Para alguien tan popular, acostumbrada a la adulación constante, a ser admirada; conocerse a sí misma, madurar, no debe de ser tan fácil...
S. Es cierto que los artistas tenemos fama de egocéntricos, no hay cómo negarlo. La cuestión es encontrar ese punto medio en que te haces una pregunta fundamental: ¿qué es lo que quiero? ¿Cuáles son mis deseos? Escucharse a una misma, escuchar a Shakira. Ahora recién empiezo a escucharla. No sé si lo hice toda la vida, aparentemente sí, pero...
XL. Pues con 20 años, usted ya escribía cosas como: «Siempre supe que es mejor, cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo»...
S. Inevitable es esa canción, una de mis favoritas.
XL. Suena a que le cantaba a algún novio de entonces. ¿Qué quería decir: que a los hombres nos cuesta comunicarnos?
S. Bueno [suelta una carcajada], no es que les cueste comunicarse, es que les da pereza hablar. No hay manera.
XL. ¿Y usted, para convivir, cómo es?
S. Sólo te puedo asegurar que Antonio no se aburre [se ríe]. ¿Si es fácil? No sé, no te diría que sí. No lo puedo garantizar.
XL. ¿Se ve a sí misma muy diferente de como es en público y en la intimidad?
S. Hay una Shakira que el público no ve que es la que está con el pijama de ositos rosa [se ríe], la que va al supermercado. Creo que, últimamente, hay menos discrepancia entre la del escenario y la que está en casa, porque, en realidad, aquélla es una expresión mía muy auténtica y honesta... Aunque, a veces, una encarna personajes que no le corresponden, ¿verdad?
XL. No sé, ¿por ejemplo?
S. Yo creo que he encarnado muchas veces, de esto te vas a reír, pero... la monjita [sonríe]. Hay una Shakira que es más pasional y otra que es una especie de monja, más recatada. Había un conflicto entre las dos y cada vez, creo, lo hay menos.
XL. Por su imagen, no sé, no acabo de ver lo de la monja...
S. [Se ríe] Es que yo fui a un colegio de monjas. La cultura, la educación que recibes, a veces, te impone una visión de túnel. Con el tiempo, es responsabilidad de una ver más allá de lo que te han diseñado para ver y abrir tu mente.
XL. Por lo que se dice de usted, que con cuatro años bailaba la danza del vientre, abrió su mente siendo una mocosa...
S. [Se ríe] Sí, bailo desde que tengo memoria. Me subí por primera vez a un escenario y ya no me pude bajar. Ni que me echen a patadas; vuelvo y me encaramo. Luego empecé a escribir poemas, sin dejar de bailar. A los ocho me dio por musicalizar mis letras y vi que me venía una canción. Con diez empecé a cantar y así se inició mi carrera. Le dije a mi papá que quería ser cantante, ¡y ya!
XL. Tengo entendido que su primer contrato musical fue para entretener a los mineros del carbón...
S. Sí [se ríe], iba a las minas del Cerrejón. Les cantaba a todos, ejecutivos, mineros, fue de mis primeras presentaciones.
XL. ¿Cómo era su show?
S. ¡Mi show! [se ríe]. Mira, una señora en Barranquilla me regaló dos pistas de Madonna: Isla bonita y Chica material, y mi papá mandó a hacer otras dos con composiciones mías. Empecé con un repertorio de cuatro y así gané mis primeros pesos. A los 15 me compré un auto, que era lo que más soñaba en la vida: tener un auto.
XL. ¿Su padre le obligaba a cantar cuando llegaban visitas?
S. ¡Ay, sí, me obligaba! Era horrible. Nunca lo disfruté...
XL. Cuesta creerlo...
S. Pasaba mucha vergüenza. Eso de: «¡Shakira, canta! Toda la familia te quiere oír». Y yo: «¡Ay, no, papá!» [se ríe]. Aunque ya una vez que me conectaba intentaba lucirme. Con más de 20 personas me sentía a gusto. Con menos me daba miedo. Incluso hoy me cuesta cantar ante un grupo pequeño.
XL. Gabriel García Márquez contó de usted que...
S. ¡Uy!, alguna exageración, seguro. Me dijo: «Lo que no me digas me lo invento», así que [se ríe] tuve que contárselo todo.
XL. Pues dijo que ha sufrido taquicardias, inflamación del colon, alergias de la piel...
S. ¡Dios mío!
XL. ¿Se lo inventó?
S. No, he tenido todo eso, sí, sí, sí...
XL. ¿Son los efectos del ritmo frenético que lleva?
S. Sí, claro. Sé que no se acaba el mundo si postergas alguna cosa, aunque una vez que la rueda echa a andar es difícil detenerla. Ahora, por ejemplo, después de un año, estaba harta de andar en chancletas allá en Bahamas. De mi casa al estudio de grabación y del estudio a casa. Es un lugar estupendo para vivir, puedo ir sola a la playa a pensar, preservar mi intimidad, pero ya necesitaba salir al ruedo, a torear.
XL. ¿Cuánto tiempo transcurrió entre el final de su última gira y la grabación de este disco?
S. Descansé unos meses. Pasé por la Universidad, a la UCLA, y empecé los estudios de Historia de la Civilización Occidental. Siempre me ha encantado la historia...
XL. ¿Ah, sí?
S. Bueno, no siempre [se ríe]. En el colegio no le mostraba tanta decisión. Cuando dejé de estudiar, me empezó a gustar más. Ves lo importante que es para entender el mundo...
XL. ¿Es cierto que una vez su padre andaba con problemas para pagar su colegio?
S. ¡Cómo! No, no, siempre me pudo pagar el colegio. ¿De dónde sacaste eso?
XL. Es una historia que circula por Internet. Que su padre les dijo a las monjas: «No se preocupen por el dinero, hermanas, Shakira va a ser famosa. Entonces les pagaré».
S. ¿De verdad? [se ríe]. Pero no, jamás... Mi papá sí que tuvo un revés económico, pero siempre hubo para mi educación. Teníamos muchas comodidades y después no tantas. Mi papá nos envió a Los Ángeles a mi mamá y a mí, mientras él liquidaba su joyería, sus negocios, lo perdimos todo. Vendió los muebles, los dos autos, por eso tenía tantas ganas de comprar uno, el aire acondicionado... ¡Imagínate!, en Barranquilla, que hace un calor que te mueres. Yo tenía ocho años. Cuando regresamos a casa, sufrí un shock tremendo: sin muebles, sin carro, sin aire, sin televisión... ¡Un horror!
XL. Como si les hubieran entrado a robar en casa, ¿no?
S. ¡Exacto!, como un robo, fue como un robo [afectada]. ¡Guauu! Acabo de darme cuenta...
XL. ¿Fue tan traumático como da a entender?
S. Sí, sí, yo me puse muy brava, como si, de pronto, fuéramos muy pobres y no tuviéramos nada. Recuerdo que mis papás me llevaron a un parque donde había huelepega, esos niñitos que esnifan pegamento, que andan como zombis, y eso los ayuda a aguantar el hambre. Querían mostrarme una realidad mucho más dura que la mía. «Ves, al menos tú nos tienes a nosotros, una casa, tienes educación...», me dijeron. Todo aquello me marcó muchísimo, lo veo como un episodio decisivo en mi vida. De ahí surgió mi determinación, mi deseo de triunfar. Me hice la promesa, durante años fue una obsesión, de conquistar el éxito, recuperar para mis padres aquella posición económica y hacer algo por aquellos niños. Así que, apenas tuve mi primer éxito, con 18 años, creé la Fundación Pies Descalzos. Nuestra prioridad es la educación, que es la base para que estos niños tengan una salida. Lo he visto con mis propios ojos, con educación puedes transformar la vida de un niño, de su familia y de una comunidad entera.
XL. ¿De todo esto habló con Obama cuando actuó en su toma de posesión?
S. Así es, hablamos de educación, de desarrollo infantil temprano, dos de los temas que me obsesionan, de su interés por entender mejor a América Latina. Me dijo: «Quiero, de verdad, estar muy cerca de Latinoamérica». Me gusta, está desarrollando una política conciliatoria...
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